Aquel lugar, aquella Arcadia moderna.
Sin lugar para tiempos ni espacios.
Solo cielos azules, hojas verdes y una brisa de verano.
Ni el mar es perfecto, ni la playa.
Se vuelve perfecto cuando te olvidas de todo lo demas
y sos vos, la playa, y ese pochoclo horrible que venden,
que, paradójicamente, esta rico.
Todo fluye de manera extraña.
Aquella perra que solia correr por los jardines, felizmente, ya no esta,
pero hay algo que permance, inexplicable.
El sol, el mate…
El agua, corriendo a la par del viento, se vuelve miel,
y flotas hundiendote mientras te reis.
Parece una postal gastada por los años.
Alli todos son todos, y nadie es nadie.
Tal vez eso mismo la vuelve especial, los años…
Una vez que vas, no queres volver, nada te satisface.
Pocos la conocen, pocos la difrutan,
que siga asi.
Mi Arcadia, Mi Santa Teresita.
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